Marruecos gracias su cultura milenaria y su atención por los detalles es un paraíso donde despertar los cinco sentidos. Su arquitectura, su decoración, sus costumbres y su gastronomía son una provocación para los viajeros más sibaritas que tienen en este país un destino de lujo por descubrir.
Marrakech, vista, oido y tacto
Una capital, Marrakech, que se ha convertido en uno de los destinos más cool del panorama actual. Su encanto reside en combinar tradiciones milenarias, con una gran vida cultural y social y una oferta de hoteles, locales y restaurantes para abandonarse sin oponer resistencia a los placeres de la vida. La intensidad de sus olores, sonidos y sabores son el cóctel perfecto para estimular el cerebro del visitante.
Además de las visitas obligadas a la Medina, a su a Plaza de Jamma el lugar más importante de la medina y epicentro de la actividad de la ciudad, a los Jardines Majorelle, entre otros lugares destacados, también vale la pena pasear tranquilamente por otros barrios más tranquilos y modernos. Los barrios de Guéliz o Hivernage donde hay infraestructuras más modernas, tiendas de lujo y de prêt-à-porter internacionales y amplias avenidas, pero con el sello propio de Marrakech.
Recientemente, en la ciudad han inaugurado el museo de Yves Saint Laurent, una ciudad donde el modisto residió durante tiempo y la cultura marroquí sirvió de inspiración para un gran parte de sus colecciones.
Para sentirse como un auténtico bereber en Marruecos
Fuera de la gran ciudad el país ofrece un contraste de paisajes. El desierto es, sin lugar a dudas, uno de los referentes de Marruecos. Duro y a la vez sobrecogedor, ha sido testigo durante siglos del poder de los bereberes. Las kasbahs, antiguos palacios de los señores de la época, se mantienen vigilantes para brindar a todo el que pasa por sus puertas una de las mejores versiones del poder y lujo marroquí.
Uno de los exponentes en mejor estado de conservación de la arquitectura palaciega es la ciudad de Quarzazate. La Kasbah de Taourirt fue fundada en el siglo XVII antes de ser restaurada por la tribu Glaoui en 1882, los Señores del Atlas, un edificio bereber impresionante por su gran estructura y los detalles de su ornamentación minuciosa.
Para experiencia sobrecogedora, no hay como dormir entre las dunas del desierto en una tienda de lujo. Las estrellas, la noche, y el campamento consiguen un atmósfera tan auténtica que hacen que uno se sienta como un mercader beréber atravesando el desierto. El desierto de Erg Chegaga es famoso por las dunas de la Chegaga, conjunto de dunas más grande de la región con una altura de 300 m y una longitud de 40 kilómetros.
Gastronomía en Marruecos
Y también en su gastronomía que ha ido evolucionando sin perder sus raíces. La cocina marroquí se caracteriza por la mezcla de sabores, la fuerte presencia de especias y los productos de la tierra. El viajero se verá sorprendido por unas recetas elaboradas con influencias procedentes de varios países.
La cocina de Marruecos es un reflejo de la compleja historia del país y de las diferentes poblaciones que se asentaron allí. Las tres principales influencias que ha conocido la cocina marroquí son la árabe, la turca y la andaluza. El paladar descubrirá la presencia de muchas especias, frutos secos, miel, pollo, cordero y mucho té a la menta.
Dentro de los platos más conocidos de las gastronomía de Marruecos destacamos tres pero hay muchos más : el cous cous, elaborado a partir de sémola de trigo y que se acompaña habitualmente de carne de pollo o cordero y verduras es un estandarte.
El tajín tampoco puede faltar que debe su nombre al recipiente con el que se cocina, un recipiente de barro donde se guisan, en este caso, carnes y pescados. Para finalizar nuestra selección os hablamos de la famosa pastilla, hecha con pasta filo y que se podría parecer en concepto a nuestra empanada.
Seguiremos hablando de Marruecos y sus irresistibles encantos en próximos post…